China: ¿patentar… y sobrevivir?

Innovacion China

Crédito foto Albert Bonsfills

Todavía recuerdo el título de un libro de Alain Peyreffite, Cuando China despierte (1975), que mi madre tenía en casa y que yo solía hojear con curiosidad. La frase completa, “Cuando China despierte, el mundo temblará”, se le atribuye a Napoleón Bonaparte, lo que demuestra tanto la clarividencia del corso como la realidad histórica de que China siempre ha sido una promesa. Pero también es cierto, según nos enseña la historia económica, que China sí llegó a ser una potencia económica mundial en el siglo XIX. Y que por lo tanto no está emergiendo, está re-emergiendo.

Pero los conflictos internos, las guerras mundiales y el régimen comunista (el de Mao, no el actual) hicieron que el dragón se volviera a dormir. Ahora parece que después de más treinta años de aperturismo y de una peculiar economía de mercado impulsada por Den Xiao Ping a partir de 1976, el gigante se despereza de nuevo.

Sin embargo, lejos de los buenos augurios de conversación de cafetería que muchos atribuyen a su economía, China se enfrenta a importantes retos en el medio y largo plazo. Retos que van a condicionar tanto su crecimiento económico como su estabilidad social interna.

Si bien es cierto que su PIB ha sobrepasado los 5,6 billones de dólares USA (USD), y que por lo tanto ha superado a Japón (5,2), lo que constituye una importante victoria sociológica y moral sobre su competidor regional, todavía se halla lejos de los 14,6 billones USD de Estados Unidos (Fondo Monetario Internacional, 2010). Es decir, la economía china es, todavía y a pesar de todo, “un poco” más de un tercio de lo que produce la economía americana.

Por otro lado, mientras la renta per capita de los americanos es de 47.284 USD al año (PIB per capita a valor de poder de paridad adquisitivo – Fondo Monetario Internacional, 2010), la de los chinos es de 7.559. USD. Es decir, una sexta parte.

Y mientras los trabajadores y ciudadanos americanos disfrutan, en general, de vacaciones, derecho de voto, libertad de expresión e información e Internet, los chinos no, o mucho menos.

El espectacular incremento del PIB chino de las últimas dos décadas se ha sustentado, como es bien sabido, sobre un modelo productivo basado en la mano de obra barata y en la fabricación de productos poco innovadores, pero muy competitivos en los mercados internacionales. El Made in China ha arrasado en occidente, pero todavía representa para los consumidores un producto barato y de poca calidad. ¿Quién se compraría hoy en día un fármaco o un cosmético chino?

Igualmente, todo ese esfuerzo productivo se ha hecho con el innegable sacrificio colectivo de su población, tanto de la mano de obra cualificada como de la no cualificada, espoleada por el carácter chino de inspiración confucionista de sentido del deber y sacrificio individual en aras del bien común.

Sin embargo, algunas cosas han empezado a cambiar. Durante el último año he podido observar como muchas fábricas trabajaban a medio rendimiento los sábados (pagando el doble del jornal a los trabajadores que, aparentemente de forma voluntaria, iban a trabajar los sábados) y como las fábricas cerraban completamente los domingos. Algo impensable hace menos de una década. Los trabajadores chinos empiezan a reclamar sus derechos laborales y las diferencias sociales entre trabajadores, cuadros medios y clases empresariales se ensanchan cada día más en un marco social de poca igualdad, y de menos transparencia. La China de la generación de los “pequeños budas” (generación del hijo único) empieza a mostrarse más exigente y menos sacrificada que la de sus padres.

En este contexto, el motor productivo chino se nos representa como la imagen del motor de un viejo Seat 600, algo oxidado y que lleva funcionando mucho tiempo al máximo de sus revoluciones. Un motor que en cualquier momento puede resquebrajarse, salvo que se realicen cambios estructurales sustanciales. Ni China ni sus ciudadanos pueden seguir avanzando mucho más vendiendo camisetas a 1 euro.

Entonces, ¿cuál es la solución? Está claro que el gobierno chino la sabe. Innovar, innovar e innovar. En 2008 el presidente Hu Jintao marcó el rumbo a seguir en una frase premonitoria y determinante: “China tiene que dejar de ser la fábrica del mundo, para convertirse en el laboratorio del mundo”.

Es decir, tienen que dejar de vender camisetas a 1 euro para pasar a vender chips y fármacos.

Pero, ¿cómo se innova? O mejor dicho, cómo se puede seguir innovando para que el PIB chino siga creciendo, y lo que es más importante, para que la renta per capita, y en el última instancia la calidad de vida de sus ciudadanos mejore sustancialmente…?

En breve: invirtiendo tanto en las personas como en los medios de los sectores productivos que más valor añadido y beneficios pueden reportar a su economía. Pero, desde luego, esa es siempre una apuesta a medio y largo plazo. Es decir, requerirá determinación y paciencia.

Un dato objetivo en cuanto al esfuerzo innovador de China lo encontramos, por ejemplo, en las solicitudes de patentes internacionales que se realizan en el marco del Patent Cooperation Treaty (PCT), el mecanismo internacional para convertir una patente nacional (china) en una patente protegida y válida en otros países.

El número de solicitudes de PCT de patentes chinas se ha triplicado en los últimos 5 años, pasando de 3.942 en 2006 a 12.337 en 2010. Pero aún está lejos de las 44.855 de Estados Unidos o de las 32.156 de Japón en 2010 (World Intellectual Property Organization, 2010).

Por lo tanto, cada año, más patentes chinas, por su valor e innovación, son “exportadas“ para ser comercializadas en otros países. La exportación tecnológica representa para la economía china un beneficio mayor (que la camiseta a 1 euro), ya que su innovación es valorada y se paga a mayores precios en los mercados internacionales (que la famosa camiseta a 1 euro).

Así, parece claro que el nuevo modelo productivo chino fundamentado en la innovación no es mera retórica, sino que es una apuesta firme e irrevocable. Y ya no sólo se demuestra por las solicitudes de PCT, sino también por los miles de estudiantes que China envía a Estados Unidos y Europa para estudiar ingeniería, administración de empresas o derecho de los negocios. Ellos son los profesionales chinos de la economía de la innovación del futuro. Hasta ahí todo bien. Sin embargo, por ahora, el régimen comunista chino se resiste a dejar de ser lo que es, un régimen que ejerce un fuerte control sobre la actividad económica, profesional y social de sus ciudadanos. Y ello plantea dos retos; uno a nivel profesional y otro a nivel social.

En cuanto al nivel profesional, es impredecible determinar cómo los científicos y profesionales cualificados chinos de la economía de la innovación pueden innovar, investigar y en definitiva, aportar mayor valor a su economía con las actuales restricciones políticas y sociales.

La investigación, el desarrollo, se fundamentan en buena medida en el intercambio de información, en el debate, la crítica. Los científicos necesitan libertad de pensamiento y crítica para cuestionar y mejorar la realidad, sino que se lo pregunten a Leonardo da Vinci. Europa y Estados Unidos han sido y son innovadores, entre otras causas, por la pluralidad, la heterogeneidad y el intercambio cultural y de ideas que han promovido. Parece ser que la democracia es el mejor aliado para la innovación, acaso el único.

Los científicos chinos necesitan Google y otras webs para acceder de forma rápida y sencilla a la innumerable y valiosísima información y contenido científico (Google Patents u otros) que se halla en la red, pero Google está vetado. Y la economía, para ser verdaderamente competitiva necesita jueces preparados e independientes para crear seguridad jurídica, pero todavía están controlados por el régimen.

Por otro lado, el ciudadano chino de la nueva sociedad (ya sea “pequeño buda” o no) va a demandar cada vez más derechos y libertades para poder desarrollarse y disfrutar de sus logros sociales y profesionales, ya que no sólo de pan vive el hombre (ni el chino). Pero webs como Wikipedia, Youtube o Facebook están censurados o seriamente restringidas, y otra serie de actividades sociales y culturales se hallan fuertemente restringidas o controladas.

No cabe duda de que el reto, de que el experimento es novedoso, ¿se puede innovar, investigar, generar conocimiento con tantas restricciones, y, en todo caso, estarán dispuestos a hacerlo los ciudadanos chinos del futuro en las actuales condiciones? Y en el supuesto de que el régimen abra la veda a nuevas libertades, podrá contener una “primavera china” o un Tianangmen 2.0…?

En definitiva, China, en su contradicción, apuesta por la innovación como pilar fundamental para su crecimiento económico (de segunda fase), pero el régimen comunista recela de los medios para conseguirlo. Sabe hacia dónde quiere ir, pero, ¿sabe cómo llegar, o mejor aún, sabe lo que espera cuando llegue allí? To be continued.

CARLOS RIVADULLA OLIVA

« Curation », « Webinage », ou le tri sélectif de l’information

Crédit: Juliana Peña

La récente rencontre avec Francis Pisani, (journaliste, blogger, auteur du projet Winch 5, un tour du monde des nouvelles technologies et des réseaux sociaux) et de longues conversations passées à débattre autour du journalisme, de la presse écrite et du Web lors d’un de ses passages à Barcelone m’ont donné l’envie d’utiliser ce blog non pas seulement comme un relais de notre magazine Rézo, mais surtout comme un laboratoire d’idées.

Avant de lancer notre plateforme web définitive dont je vous parlerai prochaînement,  l’idée est de tenter de nouvelles expériences journalistiques, réfléchir autour de modèles innovants de médias en terme d’offre de contenus, et faire de la curation ou du webinage.

Mais qu’est-ce donc? Dans un billet posté par Benoit Raphael en août dernier, il explique justement que la curation est l’acte de filtrer l’information sur la toile , la mettre en perspective, la sélectionner dans ce magma narratif où il est parfois difficile de distinguer le vrai du faux, le pertinent du non pertinent ou l’événement du non-événement. La curation pourrait-être une sorte de label citoyen et participatif de l’information, puisque nous sélectionnons et nous recommandons un article qui nous paraît intéressant. C’est peut-être pour cela que Francis Pisani préfère inventer le mot « webinage »  en guise de clin d’oeil sans doutes à une sorte de copinage intellectuel sur le web: « Si tel ami me recommande cet article sur Twitter, c’est une valeur sûre »… Nos contacts sur facebook ou Twitter, les bloggers que l’on suit, deviennent alors des dénicheurs de bonnes informations.

Mais finalement c’est aussi le travail des journalistes dont la fonction tend de plus en plus à opérer un tri sélectif de l’information que d’aller chercher une nouvelle information sur le terrain. Car le trop plein d’informations constitue une pollution en soi, endommage, et fait de l’ombre à l’info qui, elle, donne du sens. Il faut donc instaurer une écologie du web, recycler les bonnes infos, les rendre durables, effectives. Soyons les chiens truffiers de l’info! Les sourciers de contenus qui proposent de l’analyse et une valeur ajoutée pour comprendre la complexité de la société

Je me servirai donc entre autres de ce blog pour appeler votre attention sur certains sites intéressants, vous faire partager mes trouvailles, -et autant que faire se peut- diversifier les sources de l’information en ouvrant pourquoi pas ce blog à différents experts de la société civile, différents acteurs (ONG, artistes, entrepreneurs sociaux etc…) et surtout d’autres cultures, d’autres regards, points de vue, opinions, et grande nouveauté … d’autres langues. J’attends donc votre visite dans notre tour de babel journalistique.

Valérie Zoydo

Le réseau Haqqani : acteur régional, ambitions mondiales

crédit : Juliana Peña

 

Protecteur d’Al-Qaïda, ce mouvement taliban autonome est considéré comme l’un des plus actifs en Afghanistan et dans les zones tribales pakistanaises. Mais son projet va plus loin :  promouvoir le djihad à l’échelle mondiale. Avec, en ligne de mire, un ennemi : les Etats-Unis.

Des tréfonds obscurs du djihadisme post-11-Septembre,  devenu l’épouvantail des services de renseignement internationaux, émerge invariablement le même nom :  celui d’Al-Qaïda. Comme si, encore aujourd’hui, la nébuleuse islamiste portée sur les fonts baptismaux par feu Oussama Ben Laden en août 1988 incarnait l’alpha et l’oméga du terrorisme planétaire. Si la menace qu’elle représente est toujours réelle, elle n’est cependant pas isolée. En Afghanistan, les Américains nourrissent ainsi depuis plusieurs années de sérieuses craintes vis-à-vis d’un autre acteur aux contours certes tout aussi flous, mais dont le pouvoir de nuisance pourrait à terme se révéler supérieur. Son nom ? Le réseau Haqqani.  Cette vaste faction talibane autonome, dont l’originalité réside dans sa structure hiérarchique et familiale, naît vers le milieu des années 1970, bien avant l’acte de naissance officiel d’Al-Qaïda. Jalaluddin Haqqani en est à la fois l’inspirateur, le guide et la figure tutélaire. Implanté dans les provinces de Khost, Paktia et Paktika –une zone du Sud-Est afghan baptisée Loya Paktia–, le réseau opère plus largement de part et d’autre de la ligne Durand, frontière poreuse avec le Pakistan établie en 1893 et le long de laquelle s’étalent les zones tribales du Waziristan. Profitant très tôt de cette assise géographique singulière, mais aussi de multiples solidarités régionales qu’il cultivera au gré des circonstances, Jalaluddin Haqqani se fait un nom au début des années 1970. Ses premiers appels à la guerre sainte sont lancés en 1973 contre le régime de Mohammed Daoud Khan, accusé d’être l’instigateur d’une république autoritaire qui ne laisse aucune place à l’opposition, en particulier islamiste. Les soutiens se multiplient jusque dans le golfe Persique, laissant déjà entrevoir la future portée du réseau au-delà des frontières afghanes.  Même les redoutables services de renseignement militaires pakistanais de l’ISI succombent bientôt à ses sirènes, convaincus qu’il peut être un allié utile pour faire pièce aux ambitions de l’Inde dans le pays. Islamabad craint en effet qu’en parvenant à asseoir son autorité à Kaboul, au détriment de la sienne, son ennemi regional ne fasse peser sur elle une double menace –sur son flanc Ouest, comme sur son flanc Est. Or, cette perspective “d’encerclement” lui est insupportable.

Jalaluddin Haqqani, un homme d’influence

Au cours des années 1980, le réseau s’internationalise. A la faveur de la guerre que l’URSS a déclenchée fin décembre 1979 en Afghanistan pour installer au pouvoir Babrak Karmal, homme de confiance de Moscou, des liens privilégiés sont tissés avec des volontaires de tous horizons : Afghans et Pakistanais, bien sûr, mais aussi Saoudiens, Cachemiris et même Indonésiens. Loin d’être ostracisé par les Etats-Unis, Jalaluddin Haqqani, devenu entre-temps l’un des fers de lance de l’ISI, est ardemment soutenu dans son combat. Ce soutien américain, surprenant de prime abord, s’inscrit dans le cadre des intérêts bien compris de la guerre froide : lutter pied à pied contre le communisme, fût-ce au prix d’alliances parfois contre nature. A ce moment-là, personne ne s’étonne ni ne s’alarme du fait que le “héros de guerre“ Jalaluddin Haqqani soit reçu à la Maison Blanche par le président Ronald Reagan et que son administration, aux côtés d’autres pays partenaires comme la Chine ou l’Arabie saoudite, arrose les insurgés de généreux subsides (près de douze milliards de dollars d’aide directe au total).  A la même époque, pourtant, grâce à l’appui de son réseau, naît l’embryon de la future Al-Qaïda. Bien des années plus tard, quand l’organisation aura acquis une indiscutable “notoriété”, nombre de ses combattants les plus chevronnés reconnaîtront d’ailleurs être passés par le camp d’entraînement de Zhawar Kili (province de Khost), supervisé par le clan Haqqani. Cette proximité entre les deux mouvements se renforce encore au cours de la décennie suivante. Si Al-Qaïda est le glaive, le clan Haqqani est le bouclier. Plus qu’un refuge, le réseau offre à Oussama Ben Laden, expulsé du Soudan en mai 1996 sous la pression américaine, une base tactique pour mieux lancer la grande offensive qu’il mûrit contre l’Occident. Fait relativement méconnu, le “patriarche” Haqqani est le premier des deux hommes à s’être fait le chantre du djihad globalisé. En témoignent les propos de son bras droit, Nezamuddin Haqqani, tenus en janvier 1991, au momento où les Etats-Unis lancent en Irak l’opération “Tempête du désert” : “L’une comme l’autre, la Russie et l’Amérique sont des forces infidèles et notre combat contre elles se poursuit. Elles sont toutes deux opposées aux musulmans et unies dans leur quête contre eux. Elles n’ont, jusqu’ici, jamais rien fait pour le bien de l’islam et n’en feront jamais rien”. Avec la désagrégation de l’URSS, à la fin de cette même année, les Etats-Unis deviennent ipso facto l’ennemi unique.

Si, dès l’orée des années 1990, l’ambition du réseau dépasse le simple cadre afghan, cela ne l’empêche pas de soigner son influence sur le front intérieur. C’est à lui que les talibans doivent ainsi la prise de Kaboul,  en 1996, après celles de Kandahar (Sud) en 1994 et de Harat (Ouest), en 1995. Jalaluddin Haqqani hérite alors, pour services rendus, du ministère des frontières, poste largement honorifique qu’il occupera jusqu’à la chute du régime, à l’automne 2001.

Extension du domaine de la lutte

Les attentats sanglants du 11 septembre 2001 contre le World Trade Center, aux Etats-Unis, ne changent guère la donne. Le clan Haqqani maintient sa confiance à Al-Qaïda, quitte à se heurter à une partie de la Quetta Shura (conseil suprême des talibans afghans) favorable à une prise de distance avec l’organisation d’Oussama Ben Laden. A partir de 2004, la traque intense menée depuis les airs par les drones américains ne fait qu’accentuer le sentiment de “souffrance partagée” d’Al-Qaïda et de son protecteur. Leur affinité idéologique en devient si étroite que le pasaje de témoin de Jalaluddin Haqqani à son fils Sirajuddin –personnage considéré par Washington comme encore plus radical et cruel que son géniteur– ne provoque pas le moindre remous à la surface des eaux djihadistes locales.

Aujourd’hui, le réseau, fort d’un noyau dur de plusieurs centaines de fidèles auxquels s’ajouteraient de 10 000 à 15 000 combattants aux degrés de loyauté et d’affiliation variables, s’efforce d’apparaître comme un acteur régional, soucieux de préserver son hégémonie Dans son bastion historique. Pour se financer, il pratiquerait notamment l’extorsion et l’enlèvement contre rançon. Mais, en filigrane, son objectif ultime est inchangé : promouvoir la diffusion du djihad à l’échelle mondiale. Une posture matoise qui représente une double menace : pour le Pakistan, d’une part, poussé, au nom de son alliance avec les Américains, à combattre un (ex-) allié qu’il a lui-même nourri de ses conseils et alimenté financièrement ; pour les Etats-Unis, d’autre part, inquiets d’un échec potentiel de leur stratégie de stabilisation de l’Afghanistan et, surtout, de voir se mettre en marche une nouvelle armée fanatisée aussi, voire plus, dangereuse qu’Al-Qaïda.

AYMERIC JANIER

La révolution intime selon Sean Lee

Sean Lee est un jeune photographe de 27 ans, basé à Singapour. Critique à l’égard du
peu de communication et de connaissance de soi au sein des familles asiatiques, il a utilisé la
photographie dans cette série de photos intitulée Homework pour pousser les membres de
sa propre famille dans leurs retranchements. Grâce au processus de création photographique
qu’il utilise comme outil de révolution personnelle, Sean est parvenu à ce que la vie
familiale devienne plus authentique, émotionnelle et davantage ouverte aux démonstrations
physiques. Interview.

Rézo : Pensez-vous que la société actuelle nous empêche
d’être nous-mêmes ?
Sean Lee : Ce que je sens en général est que dans les sociétés
modernes, la définition du succès peut être très étroite. Il
est toujours mesuré selon des critères matérialistes. Et cela se
produit de la même manière dans le “monde de l’art”. On en est
arrivé au point où les gens pensent qu’ils ne valent que ce qu’ils
possèdent. De la sorte, on peut toujours être tenté de sacrifier
ce qu’on aime vraiment pour quelque chose de plus substantiel
au niveau matériel et financier. Pour ma part, je dois admettre
qu’il m’est parfois difficile de me débarrasser de cette perception.
Mais au bout du compte, ce qui importe est de garder la
magie de la création. Etre capable de créer quelque chose. Une
photographie, une peinture, une sculpture ou une histoire : ce
sont des choses extraordinaires. L’imagination est notre bien le
plus précieux.
J’ai mes rêves et mes ambitions en tant que photographe. J’ai
parfois l’impression qu’ils sont trop ambitieux pour voir le jour.
Mais au final, j’essaie toujours de garder à l’esprit que le moindre
acte de création est un privilège, et que pour ça, je dois être
reconnaissant.
La photographie a-t-elle été une révolution intime pour
vous ? Cette dernière est-elle un procédé nécessaire ?
S. L. : Pour ma part, la photographie est avant tout un outil
introspectif. Je veux la mettre à profit pour réaliser une quête
intérieure plutôt que de l’utiliser pour documenter ce qui m’est
extérieur et étranger. Je souhaite créer des histoires dans lesquelles
je puisse m’engager et me retrouver. La meilleure sensation
que je puisse avoir est celle d’être transformé par mon travail.
J’ai besoin d’être profondément concerné par ce que je fais.

Dans vos photos, on retrouve l’allégorie de la naissance.
Avez-vous eu l’impression de naître une seconde fois à
travers ce travail ?
S. L. : Tout travail qui en vaut la peine devrait être perçu comme
une naissance. C’est du moins ce que je pense. Vous traversez
un certain nombre de difficultés et une sorte de dépression prénatale
avant de finalement donner naissance à quelque chose
de précieux. La naissance est en réalité une excellente allégorie
de l’acte de création. On se retrouve enceinte d’une idée,
ensuite on travaille dur pour la concevoir, pour la rendre réelle,
la faire exister.
Vous vous sentez accompli aujourd’hui ? Et votre famille,
les avez-vous aidés à mieux se connaître eux aussi ?
S. L. : Ma famille et moi nous sommes rapprochés et nous
avons partagé des moments merveilleux au cours de ce travail.
Certains se retrouvent dans les photos, d’autres non. La première
fois que ma famille est venue pour mon exposition, c’était
à Singapour. Ce fût très spécial pour moi, car j’ai vu qu’ils étaient
vraiment fiers de moi.
Ont-ils eux aussi connu une révolution intime ?
S. L. : Oui, ils se sont rapprochés, et ils se sont montrés plus
impliqués dans mon travail, plus compréhensifs et encourageants.
Ils pensent toujours que je suis un peu bizarre mais, je
crois, dans le bon sens.
Pensez-vous que si tout le monde s’adonnait à une activité
créatrice, les choses tourneraient un peu mieux ?
S. L. : C’est difficile à dire. Chaque personne est unique, et
les situations personnelles sont trop différentes pour se prononcer.
Mais oui, avoir des photographies dans nos vies est
un privilège, alors utilisons-le pour de bon. Utilisons-le d’une
manière qui soit remplie de sens pour chacun de nous.

Propos recueillis par Valérie Zoydo, traduction par Emmanuel Haddad

No un domingo cualquiera

Fotografía: Fernando Casado Cañeque

Llevaba más de un mes fuera de España y por lo tanto, me había perdido gran parte de las movilizaciones de los indignados. Al llegar a Barcelona, un par de días antes del 19J, la euforia de varios amigos y colaboradores era contagiosa. Más de lo esperado. Obvio que mi grupillo de activistas fieles estarían organizándose y coordinando la participación. Pero para mi grata sorpresa, muchos que no suelen manifestarse compartían la indignación tan propagada y estaban preparándose para formar parte del movimiento.

Hay varias razones para ir a manifestaciones que revindican más justicia, menos corrupción y más derechos para todos. En estas épocas de democracia representativa que estamos viviendo, manifestarse es casi una obligación, el último recurso que tiene la ciudadanía para recuperar el poder cedido al político cuando estos olvidan a quien representan. Por ello, salir a la calle con una reivindicación pacífica y reformadora, no sólo es saludable sino que es el ejercicio que permite recordar los principios de libertad y consenso en los que se apoya la democracia real.

Pero el 19-J no era sólo el apoyo a la indignación propuesta para una reforma real de la gestión del poder actual, que no es poco. Iba mucho más allá. Y se traducía también como una indignación hacia cómo la prensa y los medios de comunicación convencionales habían intentado criticar al movimiento por no tener propuestas concretas; indignación por como intentaban frivolizar a los participantes estereotipándolos como “jóvenes parados” o “ violentos sin oficio”; indignación ante aquellos que nunca salen a la calle pero se lanzan a criticar rápidamente cualquier indicio de reforma y movimiento que proponga cambios sistémicos. Muchos de los que salieron el 19J no estuvieron el 15M. Y quisieron estar presentes ese día para no dejar que algo tan esperanzador y simbólico fuera diluido por falsedades simplistas.

Hacía día de domingo. Sol con brisa mediterránea. Esa combinación de elementos que sólo te regala una ciudad como Barcelona. Día perfecto para pasear por la Barceloneta… y para manifestarse en Plaza Cataluña. Bajamos el paseo de las Ramblas desde la Diagonal, y mientras me acercaba al centro de la protesta tenía dos objetivos claros en mente: demostrar que no era un movimiento radical de jóvenes anti-sistema y hacer entrevistas para identificar propuestas concretas que pudieran aportar cierto consenso al movimiento. Ambas fueron fácil de hacer.

La gente que se aglutinaba en torno a la plaza era un mosaico intercultural e intergeneracional de todo lo que podría estar representado en Barcelona. Profesionales de todo tipo, asociaciones de jubilados, padres de familia con hijos, jóvenes de todos los estratos sociales, residentes y no residentes. La bajada de plaza Cataluña por Vía Layetana, como se esperaba, fue una fiesta folklórica, con mucha música, mucho ingenio y mucho humor. Desde las cinco que empezaban a bajar, a las seis, las siete, pasadas las ocho. La gente inundó las calles. 200.000 personas llegaron a pronosticar.

Y las propuestas estaban allí. En la boca de muchos de ellos, compartidas y propuestas en diferentes formatos. Concretamente, cinco de ellas parecían tener el consenso unánime de todos: listas abiertas en programas electorales; nueva ley electoral que no discriminara partidos minoritarios; que los imputados políticos no se pudieran presentar; disolver o reducir significativamente la diputación; disolver el senado.

¿Y ahora que? decían algunos ¿después de esto qué? Quizás lo malo de la democracia participativa, es que precisamente se ha de participar. Y uno se pregunta si esta sociedad ha construido un modelo de convivencia que promueva la participación activa de la ciudadanía. Quizás por eso el 19J no fue un domingo cualquiera. Salir a la calle a mostrar la indignación y decir que no se está de acuerdo es positivo y necesario. Pero es sólo el primer paso. Implicarse en la transformación social requiere de mucho más. Es un trabajo que se ha de realizar desde los barrios, desde las casas, empezando con uno mismo. Me consta que muchas de las personas con las que hablé ese día se fueron a casa con esta reflexión.  Y sólo eso ya es una victoria.

Fernando Casado Cañeque

Itinéraire d’un Affranchi

crédit : Valérie Zoydo

 

A trois heures de Berlin, dans la quatrième ville de Pologne, Wroclaw, le catalan Alex Capdevila vit dans une maison flottante qu’il a construite. A l’heure du changement climatique, il a traversé l’Europe pour proposer un nouveau type d’habitat. Et les premiers clients sont au rendez-vous. Rézo est allé à sa rencontre. Reportage.

 

Alex Capdevila fait partie de ces itinérants, ces doux rêveurs, ces Robinson Crusoë, qui osent tout explorer, mourir et renaître, jusqu’au boutistes quel qu’en soit le prix. Ancien designer graphique à Barcelone et ex-directeur artistique dans une agence de publicité, ce Catalan a tout quitté pour construire une maison flottante en Pologne, sur un fleuve, l’Oder, qui traverse Wroclaw, considérée comme la Venise polonaise. Cet aventurier d’être soi déambule avec ses convictions, ses croyances, sa philanthropie, vogue entre sa légèreté d’enfant et sa gravité d’adulte. Existentialiste, en colère contre les dogmes étatiques, religieux et familiaux, il a pris le temps de ses 44 ans pour tout désapprendre, et réapprendre à être lui. Penser par lui-même. Paradoxal, cet homme fin aux allures de directeur d’une maison de couture, toujours tiré à quatre épingles -mais laissant tout de même quatre jours à sa barbe grisonnante- en veut aux institutions, aux impôts, aux banques. En avance sur son temps, un zeste inquiet, mais optimiste, il laisse transparaître la solitude des gens lucides.

Une maison mobile

Sur le bord du fleuve, cachée derrière les haies, sa maison pourrait être une cabane au fond du jardin, mais celle-ci, flotte. Démontable et remontable à loisir, elle est mobile, comme lui. “Je peux vivre où je veux”, se complait-il à rappeler. Avec ses airs de Belmondo dans le film Itinéraire d’un enfant gâté, il se déplace en barque pour aller faire ses courses, pour acheter entre autres des légumes chez un producteur des environs. Lui qui, il y a peu de temps travaillait encore dans les atmosphères ouatées des bureaux barcelonais, n’hésite pas à se retrousser les manches et réhausser l’ourlet de son pantalon pour retirer l’eau de sa barque après la pluie. Seul dans cette maison cubique, minimaliste, aux lignes parfaites, il vit comme dans le ventre d’une mère, au milieu de l’eau. La maison est autosuffisante : elle produit plus d’énergie qu’elle n’en consomme. L’électricité vient d’un système mixte de plaques solaires et de moulin à vent. Quant à l’eau, elle est puisée dans la rivière grâce à un système de filtres.

Cette maison, Alex y a travaillé comme la première page d’un roman. Il l’a dessinée, y a cristallisé ses espoirs et l’utilise comme un laboratoire pour, il l’espère, n’être que le premier tome d’une longue saga. Il l’a bâtie avec son ami polonais Wojciech Bartosiewicz qui l’a accueilli lorsqu’il est arrivé. Un an d’investigations a été nécessaire pour mettre au point leur brevet : 550kg/m², une structure métallique fortement isolée pour lutter contre les températures extrêmes et faire des économies d’énergie. Le tout sans un gramme de béton.

L’habitat du futur
Quand ils évoquent leurs souvenirs, le polonais, grand gaillard de deux mètres ne manque pas de s’émouvoir en se rappelant la solitude de son ami dans cette
épopée. En attendant de pouvoir s’installer dans sa maison, Alex a vécu dans une caravane. Un jour, alors qu’il assemblait avec son associé les premières pièces sur l’eau, l’hiver les a pris de court : le fleuve s’est gelé en trois jours. Remorqués par un transporteur fluvial, ils se sont vus contraints de rompre la glace pour rejoindre un emplacement plus sûr, à l’abri des courants et du gel. Depuis, Alex n’en a plus jamais bougé. Aujourd’hui sa maison est prête, flamboyante, et les visites vont bon train. Car le bouche à oreille a fait le reste du travail. La presse polonaise commence à s’intéresser à ce Catalan hors du commun. Un photographe de mode veut y faire son studio. Une jeune femme, qui travaille en indépendante et qui vend son appartement projette de vivre, elle aussi sur une rivière, au sein d’une communauté de voisins qu’Alex et Wojciech sont en train de créer. Un Français souhaite quant à lui, 62,5m² de plein pied en guise de résidence secondaire. Deux hôtels prévoient de lui commander de petites maisons flottantes, comme chambres bungalows. Un autre lui demande une maison pour pouvoir la déplacer d’hiver en été, de la montagne à la mer. Ou encore, un particulier imagine une maison flottante sur la mer, dans le nord de la Pologne, en guise de bar pour Wind surfers. En attendant, Alex se déplace dans quelques semaines à Varsovie pour donner une conférence sur les énergies renouvelables. Car sans peut-être le savoir, ce
touche-à-tout participe à construire l’habitat du futur : autosuffisant, mobile, démontable à l’image d’un meuble Ikea et adaptable aux zones inondables et à des zones urbaines peu exploitées, comme les rives des fleuves ou les rivières. Et surtout l’habitat social, avec des prix à 1.000,00 e/m². En tout cas, Alex Capdevila croit dur comme fer à l’avenir de son projet, et c’est bien là le secret des bâtisseurs de légende : y croire, y croire encore, ne jamais fléchir et toujours être soi. Et le mariage Alex, c’est pour quand ? “Pas avant mes 99 ans, mais vous êtes invités, bien sûr”.

Valérie Zoydo

Pour aller plus loin :
http://isolasystem.pl/

Le rejet de la nature, un héritage des Lumières

crédit © Albert Bonsfills

La nature a été malmenée jusque dans la perception que nous avons d’elle. Etre écolo pouvait, encore récemment, paraître ringard. Ce rejet vient de notre héritage philosophique occidental : les Lumières.
Fait étonnant, malgré une prise de conscience claire vis-à-vis de l’écologie, il n’existe pas de réel mouvement philosophique sur l’écologie en Europe, alors qu’il existe aux Etats-Unis. “Cela est propre à l’histoire philosophique du continent européen et à notre rapport à la notion de nature”, explique à Rézo, Emilie Hache, maître de conférences en philosophie à l’université Paris X-Nanterre, spécialiste de l’écologie. Aux Etats-Unis le rapport à la nature est différent : lorsque la nation s’est fondée, les immigrés sont arrivés sur un territoire vierge, aux allures de nouveau paradis.
A la même époque, dans le Vieux Continent, la tradition de la philosophie des Lumières avait fait du chemin dans les mentalités. “Diderot critiquait la nature en ce qu’elle s’opposait à la liberté humaine”, poursuit Emilie Hache, “et le rationalisme de Descartes a contribué à façonner la culture collective, surtout en France”.

CRITIQUE DU CARTÉSIANISME
Selon les Lumières, puisque la culture était synonyme de liberté, il s’agissait donc de maîtriser la nature à tout prix. Celle-ci ne servait donc qu’à être exploitée. Associée à l’animalité, elle s’érigeait comme l’inverse de la civilisation. En parlant d’“état de nature”, “Hobbes, de son côté a mis le doigt sur une notion de barbarie associée à la nature, et ce au moment de la modernité”, ajoute Emilie Hache.
C’est pour cette raison que l’anthropologue Claude Levi-Strauss, écologiste de la première heure, a critiqué entre les lignes les conceptions cartésiennes classiques de la maîtrise sur la création.

D’ailleurs, sa défense de la diversité culturelle est indissociable de la diversité naturelle. “Ce contre quoi je me suis insurgé, et dont je ressens profondément la nocivité, c’est cet espèce d’humanisme dévergondé issu d’une part de la tradition judéo-chrétienne, et, d’autre part, près de nous, de la Renaissance et du cartésianisme, qui fait de l’homme un maître, un seigneur absolu de la création” déclarait- il dans une interview accordée au quotidien Le Monde daté du 21-22 janvier 1979.

Et de poursuivre : (…) “C’est d’une seule et même foulée que l’homme a commencé à tracer la frontière de ses droits entre lui-même et les autres espèces vivantes, et s’est ensuite trouvé amené à reporter cette frontière au sein de l’espèce humaine (…). Il faudrait plutôt poser au départ une sorte d’humilité principielle ; l’homme commençant par respecter toutes les formes de vie en dehors de la sienne, se mettrait à l’abri du risque de ne pas respecter toutes les formes de vie au sein de l’humanité même. (…)
Au lieu d’une conception des droits de l’homme d’origine occidentale, on aurait pu chercher à se mettre un peu plus de plain-pied avec les idées explicites ou implicites que d’autres civilisations se font du problème. (…) Les grandes civilisations de l’Orient ou de l’Extrême-Orient, avec le bouddhisme et d’autres familles spirituelles, sont, non pas seulement ouvertes à ce genre de réflexions, mais se trouvent à leur origine depuis des siècles et mêmes des millénaires. Même les peuples dits “primitifs” qu’étudient les ethnologues ont un profond respect pour la vie animale et végétale : il s’exprime chez eux par ce que nous considérons comme autant de superstitions, mais qui, en fait, constituent des freins très efficaces pour maintenir un certain équilibre naturel entre l’homme et le milieu qu’il exploite”.

PEUT-ON PARLER DE MODERNITÉ ?

Avant la période dite de modernité (entre le 16e et le 18e siècle), “Montaigne avait exploré des pistes intéressantes sur notre rapport avec les animaux”, explique Emilie Hache, mais dans ce domaine, “Descartes a fermé tout ce qui avait été ouvert”.
De même, Stephen Toulmin, philosophe anglais du XXe siècle, fait l’éloge de Dewey, Wittgenstein, Heidegger et Rorty pour avoir abandonner la tradition de Descartes et Hobbes, dans son ouvrage Cosmopolis, the hidden agenda of modernity. Il dénonce une disparition de la morale dans le domaine des sciences, qui a détourné son attention des questions pratiques concernant l’écologie entre autres.
Finalement la percée de l’écologie nous fait remettre en question l’idée de progrès telle qu’elle a été pensée par les Lumières. D’ailleurs, le sociologue
des sciences, Bruno Latour, auteur de Nous n’avons jamais été modernes. Essai d’anthropologie symétrique, écrivait dans le journal Le Monde en 1996 : “La fin de l’idée de progrès n’est que l’effet lointain sur les Européens de cet immense soulèvement de l’Asie qui clôt bien sûr la parenthèse de la modernisation, mais qui ouvre aussi à une négociation, de dimension planétaire, sur la nature d’une vie civilisée”.

VALÉRIE ZOYDO

L’entreprenariat vert, ça marche

Crise ou pas, depuis un an, les Frères Rivadulla, Carlos et Juan, originaires de Lerida, vivent une véritable succès story avec leur invention : l’Ecofrego, le sceau qui sépare les eaux usées des eaux propres. Comme toutes les inven­tions géniales, l’Ecofrego répond à une logique implacable : “Pourquoi rincer la serpillière dans de l’eau sale et conti­nuer à répandre sur le sol cette eau usée ? N’est-on pas, justement supposé le nettoyer ?”, ironise Carlos. Vu comme cela non seulement il n’a pas tort, mais notre geste prend tout à coup des airs de ridicule, et on s’en amuse. Pourquoi per­sonne n’y a pensé avant ? Et en plus, l’invention est écolo car elle permet d’utiliser moins d’eau et surtout moins de détergents. En attendant, on ne compte plus les sourires affichés des Rivadulla sur les photos de presse ou autres plateaux de TV : les médias les adorent. Pourquoi cet emballement ? Car les frères Riva­dulla donnent de l’espoir. Ils représentent cette génération de trentenaires, entrepreneuse, positive, qui rebondit et à leur manière contribue à changer le monde. V. Z.

Il n’y a pas de petits gestes !
Les actes les plus anodins peuvent changer le cours des choses… Voici quelques idées :
– Installer des économiseurs d’eau dans sa douche.
– Faire pousser des haricots, tomates et autres herbes dans un potager d’appartement.
A défaut de terrasse, cultiver les légumes dans des pots suspendus au rebord d’une fenêtre.
– Recycler les déchets organiques en faisant du compost.
– Eviter de faire la vaisselle à la main, la machine à laver utilise moins d’eau !
– Utiliser la pierre d’alun comme déodorant.
– Aller au travail en vélo.
– Lors de promenades sur la plage ou dans les bois, amener un petit étui pour jeter les mégots de cigarette.

Adoption d’enfants volés : 50 ans d’une pratique secrète

Le premier cas d’enfants volés prouvé grâce à un test ADN, ouvre une page historique douloureuse et secrète. Des années 1940 aux années 1990, 300 000 adoptions irrégulières et vols d’enfants pourraient avoir eu lieu en Espagne. Reportage.

Jamais elle n’a cru les médecins qui lui ont affirmé la mort de son nouveau-né. Et cela fait 40 ans qu’elle s’acharne à trouver la vérité. Le couperet est finalement tombé à Barcelone le 19 février dernier. Cette mère vient de retrouver son enfant, né dans les années 70, grâce à un test ADN. En réalité, à l’époque, la pe­tite fille faisait partie de ces nombreux cas d’enfants volés et illégalement adoptés. C’est le premier cas de retrouvailles et il est certain qu’il ne sera pas le dernier.

En effet, le mercredi 16 février, le ministre de la Justice espa­gnol Francisco Caamaño s’est engagé à créer un programme pour que les familles des en­fants adoptés illégalement des années 1940 aux années 1990 puissent faire des tests ADN et faciliter ainsi l’enquête dont s’emparent aujourd’hui les juges et procureurs de tout le pays. Toute l’Es­pagne a les yeux tournés vers “l’affaire des enfants volés”… Après trente années d’un silence de pierre.

300 PLAINTES DE VICTIMES

Ainsi, le 27 janvier 2011, l’avocat Enrique Vila Torres a déposé au nom de l’Association nationale des victimes des adoptions illégales (Anadir) 300 plaintes de victimes d’une “mafia organisée pour séquestrer et vendre des enfants de l’hôpital ou de la clinique jusqu’à l’acheteur” devant le parquet général de l’Etat. Trois cents plaintes nourries de preuves flagrantes. Actes de naissances falsifiés, tests ADN révélant l’absence de liens biologiques avec leurs parents supposés, confessions de ces derniers, présentation d’actes de décès des en­fants volés prouvant la volonté de nier leur véritable identité civile…

Des preuves qui révèlent l’existence depuis les an­nées 1940 d’un trafic d’enfants volés en Espagne. Si le quartier général se situait à la Clinique San Ramón à Madrid, des centres hospitaliers de tout le pays sont soupçonnés d’avoir participé. A San Ramón, la tête pensante en était le docteur Vela et sa main droite, une assistante sociale. Cette nonne se chargeait de rapporter aux mères volées que leur enfant n’avait pas survécu à l’accouchement ou qu’ils avaient été victimes de malformations. En bout de chaîne, les parents adoptifs recueillaient l’enfant contre une certaine somme d’argent (les témoignages évoquent des tarifs entre 200 000 et 300 000 pesetas, soient entre 1500 et 2000 euros). Tout le monde était gagnant, au détriment de la mère spoliée et des enfants détournés.

“300 000 ADOPTIONS IRRÉGULIÈRES”

Plus qu’un fait divers à grande ampleur, ce trafic est le plus grand scandale auquel soit confrontée l’Es­pagne contemporaine. S’il a débuté pour des mo­tifs idéologiques -à l’heure où le psychiatre officiel de l’armée franquiste Antonio Vallejo Najera voulait “extirper le gène marxiste” en volant les enfants des mères républicaines- il s’est prolongé bien après la chute du dictateur Franco selon l’association Ana­dir qui recueille des témoignages d’enfants volés. L’idéologie a cédé la place au profit pur, sur le dos des familles les plus démunies.

C’est ainsi que depuis presque trois ans, Antonio Barroso, le fondateur d’Anadir, accueille à Barce­lone des personnes qui doutent de leur origine et pensent avoir été adoptées d’une manière crapuleuse. Jeudi 27 janvier, le passé historique de l’Espagne a ressurgi dans ce qu’il a de plus nauséabond devant le parquet général de l’Etat. Mais surtout, il questionne l’identité intime d’un grand nombre d’Espagnols, qu’ils soient victimes ou complices : Enrique Vila Torres a révélé au quo­tidien français Le Monde que “300 000 adoptions irrégulières et vols d’enfants pourraient avoir eu lieu en Espagne entre les années 1940 et 1990”.

JUSQU’À STRASBOURG S’IL LE FAUT

A l’heure actuelle, l’issue du procès collectif est incertaine. Y aura-t-il prescription ou les autorités le jugeront-elles comme un crime contre l’humanité, donc imprescriptible ? L’avocat Vila Torres entend faire peser la notion de responsabilité patrimoniale de l’Etat dans le cas des hôpitaux publics, ce qui permettrait aux victimes de faire valoir les dom­mages moraux qu’ils ont subis.

Dans le même temps, Antonio Barroso se dit prêt à aller jusqu’à Strasbourg, devant la Cour euro­péenne des Droits de l’Homme, si la parole des victimes d’Anadir n’est pas entendue en Espagne. Dans le même temps, le risque de la concurrence des associations des victimes pointe son nez. D’un côté, Anadir refuse de ranger sa plainte dans la catégorie “croisade anti-franquiste”. De l’autre, le groupe des victimes des cliniques de toute l’Es­pagne n’hésite pas à jouer la carte politique et à situer sa dénonciation dans le contexte des dérives du ré­gime franquiste.

Une chose est sûre, la colère et l’incompréhension des enfants adoptés et des mères à qui on a volé l’enfant remettent en cause les efforts de récon­ciliation nationale engagés par la loi de 2007 sur la Mémoire Historique. Cette loi vise justement à reconnaître et à étendre les droits des victimes du franquisme. Or la tâche législative s’avère ardue, à l’instar du juge Garzón, suspendu de la magis­trature alors qu’il enquêtait sur les crimes du fran­quisme.

Parmi eux, le plus célèbre des juges espagnols évoquait “la soustraction systématique présumée d’enfants de prisonnières républicaines”. Pour­quoi, alors, le trafic présumé des enfants volés, n’a pas été placé au coeur du travail de justice et de mémoire ? Ce trafic avait été pourtant révélé pour la première fois par des journalistes de la revue Interviú en 1980… La tactique d’Anadir est en tout cas d’éviter de se référer au franquisme, par précaution, mais aussi parce que le trafic d’enfants volés s’est poursuivi bien après la fin de la dicta­ture. L’heure du grand procès historique n’a donc pas encore sonné en Espagne… La question est maintenant de savoir si les victimes de ce scandale pourront au moins se réconcilier avec leur identité. EMMANUEL HADDAD

En Argentine comme en Espagne, les voleurs d’enfants sur le banc des accusés
Il y a comme un écho entre l’Espagne et l’Argentine. Lundi 28 février s’est ouvert un procès historique sur le vol des bébés comme “plan systématique” de la dictature qui a étouffé le pays de 1976 à 1983. Sur le banc des accusés, les deux dictateurs Jorge Videla, 85 ans, et Reynaldo Bignone, 83 ans, et six autres mi­litaires. La lutte de l’association argentine de las “Madres de la Plaza de Mayo” a permis de recueillir des voix contre le trafic d’enfants. Mais surtout, chaque jeudi depuis le 30 avril 1977, les mères répètent le même rituel : une marche silencieuse autour de la Plaza de Mayo, la place du palais présidentiel à Buenos Aires, pour réclamer le retour de leurs enfants vivants.
Cinq cents bébés ont été volés à leurs parents et adoptés par des militaires en Argentine. Contrairement à l’Espagne où le trafic s’est poursuivi après la dicta­ture de Franco, le procès argentin jugera les dirigeants d’un régime à la période délimitée. Une centaine d’enfants volés ont pu retrouver leur vraie identité. Parmi eux, Victoria Donda, 34 ans, est aujourd’hui député et auteure de Moi, Victoria, enfant volée de la dictature

Volatile Skin, ou l’éloge de l’éphémère

Volatile skin, ou l’éloge de l’éphémère.



A travers une conversation avec l’artiste Stéphane Villafane, Rézo vous invite à découvrir son travail, qui tente de saisir et de fixer la fugacité de l’existence.

Chez Rézo, nous avons apprécié votre approche de la fugacité, cette fameuse notion de “passage inexorable de notre existence” que vous rappelez souvent dans votre oeuvre et qui s’oppose au désir d’immortalité. Faut-il prendre conscience de notre mort pour vivre intensément?

Stéphane Villafane : Depuis très jeune, je vis avec la conscience qu’il y aura une fin. Rien de dramatique ou de négatif, bien au contraire… Une force, une envie d’exister. Nous sommes de passage dans l’immensité changeante du temps et de l’espace qui nous entoure, c’est ainsi et c’est une certitude avec laquelle il faut vivre pleinement sans se voiler la face. La vraie question est, me semble-t-il, comment remplir ce bout de vie pour faire en sorte qu’il soit, dans la plus grande des espérances, l’éclat d’un météore. Un écho sublime, une résonance d’une étrange beauté dans l’immensité, une forme d’éternité pour ne pas disparaître à tout jamais dans la brièveté de la vie et l’inanité des choses terrestres.

Finalement nous rendre compte de cette fugacité nous rendrait plus heureux et plus ancrés dans le présent… Votre travail critique-t-il la relation qu’entretient l’occident avec le corps et la mort ?

S. V. : Dans La vie est un songe, Calderón fait dire au bouffon Clarin : “Le roi rêve qu’il est roi et il vit cette illusion, commandant, ordonnant, gouvernant ; et cette gloire, prêt fugitif, est écrite sur le vent et la mort, la réduit en cendres.” Il en est ainsi aujourd’hui de nos sociétés de plus en plus illusoires et fragiles, bâties sur la consomption du présent. Je pense alors que, pour remédier à cette maladie, il faut vivre outrageusement, avec de la superbe et du panache, mots tabous, mots effacés de nos mémoires et pourtant les véritables clés de notre salut face à cette fugacité… amie. Il faut bien avouer que sans cette dernière, si nous étions tout simplement immortels, nous serions sans désir et sans ardeur, pour ainsi dire morts.

Vous êtes vous inspirés de l’actualité en réalisant votre oeuvre ?

S. V. : Je préfère parler d’une inspiration, d’une source visuelle ou littéraire sans trop m’attacher de manière littérale à l’actualité pour créer une oeuvre. Une trop grande fidélité aux phénomènes de société me conduirait à une peinture anecdotique, ce dont je me défends. Je citerai Michel Foucault qui, dans Les mots et les choses écrit : “Alors, on peut bien parier que l’homme s’effacerait, comme à la limite de la mer, un visage de sable”. Mon travail témoigne de cet état des choses, de l’actualité de ce constat. A mes yeux, les oeuvres magistrales de Rembrandt, de Velázquez, de Goya n’ont jamais été aussi actuelles pour exprimer cette approche de l’éternité paradoxalement sublimée par une inexorable temporalité. Dans Figurants fugitifs, Paul Nizon écrit à propos du chef-d’oeuvre de Goya intitulé La Marquise de Solana : “Une apparition comme venue de l’au-delà… La Solana est à ce point spiritualisée qu’elle n’est presque plus qu’un voile, un esprit, un spectre, pour autant qu’on veuille associer cette idée-là à l’expression de l’humanité la plus noble. La plus haute densité d’être-là et d’être-homme, conjurée avec un minimum de moyens. Pure existence, pure essence. Résistance.” Volatile Skin, oeuvre dans ce sens.

Vivre intensément signifie-t-il dans vos propos privilégier l’hédonisme ?

S. V. : J’ose croire (étant plutôt philanthrope qu’hédoniste de nature) que nous devons malgré tout oeuvrer dans notre vie pour, ne pas disparaître, ne pas oublier, ne pas être oublié, résister… dans notre inexorable fugacité. C’est cette conscience là qui m’habite et je ne peux m’empêcher, en disant cela, de penser à Cyrano de Bergerac d’Edmond Rostand : “…on ne se bat pas dans l’espoir du succès… non, c’est bien plus beau lorsque c’est inutile…” C’est véritablement cela le panache. Finalement, dans nos sociétés, vivre intensément devient vital avec de si simples sentiments qu’ils en deviennentsinguliers : Aimons. Vivons intensément nos passions, nos rêves. Soyons transportés, exaltés et faisons en sorte que ces élans perdurent à jamais… L’autre soir, en relisant mes carnets de jeunesse, j’ai retenu ces quelques phrases, qui pourraient servir de conclusion, écrites il y a une vingtaine d’années et qui semblent m’habiter encore : “Dans la fugacité de nos vies, ce n’est pas la peur de la mort qui doit nous gouverner mais plutôt la peur de ne pas avoir assez vécu avant de disparaître. Vivre le présent, le croire-vivre plutôt que le savoir-vivre.”

Propos recueillis par Valérie Zoydo

Le Cradle to Cradle, la nouvelle révolution industrielle

Le terme est encore peu connu et pourtant, il s’agit de l’actuelle révolution industrielle. Le Cradle to Cradle réinvente la production, le processus de conception des objets, le design, en somme, le système capitaliste. Quant aux déchets, ils n’existent plus ! Explications.

Vous connaissez le compostage des matières organiques, épluchures de pommes de terre, os de poulet et autres écorces de clémentine ? Et bien le Cradle to Cradle se propose de l’appliquer à tous les objets ! Soit le produit retourne au sol et constitue un nutriment biologique, comme les feuilles qui tombent des arbres. Soit le produit retourne à l’industrie, comme nutriment technique, indéfiniment réutilisable.

“Rien ne se perd, rien ne se crée, tout se transforme”

L’idée : repenser tout le cycle de vie du produit depuis sa création jusqu’à sa transformation. En utilisant une métaphore bouddhiste, c’est un peu comme si l’on cherchait à ce que le produit se réincarne à travers plusieurs vies.

Ce sont William Mc Donough, architecte et designer et Michael Braungart, chimiste qui sont à l’origine du mouvement. Leur livre, Cradle to Cradle est un manifeste pour une philosophie et une pratique nouvelle de la production et de l’écologie. Les deux auteurs soutiennent une “empreinte écologique positive”, à travers l’éco-conception et une garantie de qualité.

Et cela va bien au-delà du recyclage pratiqué jusqu’alors. Avec le Cradle to Cradle, autrement dit “Berceau à Berceau”, tout est propre dans le processus de création et tout est recyclable à l’infini. Pourquoi Berceau à Berceau ? Car tout doit revenir d’où il vient. Souvenez-vous de vos cours de Physique-Chimie : “Rien ne se perd, rien ne se crée, tout se transforme”, Lavoisier. Le maître mot donc, l’“éco-efficacité” qui n’opposerait plus croissance économique et écologie.

Une autre vision de l’économie

Ainsi, le processus de production n’est plus linéaire mais bien circulaire. “Nous partons du principe que les déchets, quels qu’ils soient, constituent de la nourriture, waste = food”, explique Ignasi Cubiña, directeur et cofondateur de Eco Intelligent Growth, une entreprise qui promeut l’écologie industrielle à travers le procédé du Cradle to Cradle en Espagne.

Ce principe change totalement la vision de l’économie. En effet, le capitalisme gère la rareté, mieux dit, il crée artificiellement de la rareté pour générer du profit. Or, le Cradle to Cradle gère l’abondance. Pour autant, le Cradle to Cradle ne milite en aucun cas pour la décroissance : il ne s’agit pas de réduire la consommation, mais plutôt les processus industriels de production. Un des objectifs : éviter l’extraction des minéraux. En somme, il s’agit d’un système redessiné pour devenir entièrement renouvelable.

Promouvoir l’abondance

Ainsi, selon Ignasi Cubiña, il faut promouvoir l’abondance de la matière vivante et non-vivante, et non pas l’accumulation de la richesse monétaire, pour un monde plus juste. Tout repose sur la circulation de l’énergie. “C’est la seule chose qui ne soit pas limitée !”, s’enthousiasme Ignasi, et de poursuivre : “Nous voulons concevoir un monde pour 9 milliards de personnes. Lorsque nous affirmons que nous nous inspirons de la nature, c’est que nous partons du principe que dans la nature il n’existe pas le concept de déchet ni de pollution”, insiste-t-il.

En effet, dans la nature, les espèces animales et végétales cohabitent et s’enrichissent mutuellement : les déchets des uns deviennent la nourriture des autres. La question est d’appliquer ce système à l’économie… Or, celle-ci se définit par l’organisation politique de la production et de l’échange des richesses sociales. Les solutions existent bel et bien, tout repose donc sur une volonté politique et une détermination individuelle de changer les choses.

Valérie Zoydo